Zora terminó la Facultad de Economía en
cuatro años. Unos meses después, con veintitrés años, justo el día de su
cumpleaños, el 10 de marzo de 1970, empezó a trabajar en Belgrado. Primer
empleo, nueva vida en la ciudad que será su hogar. En esa época estaba vigente
la directiva del Partido Comunista que decía que había que emplear a los
jóvenes y educados, especialmente a las mujeres. Qué buena coincidencia. La
estancia temporal en Belgrado y vivir ilegalmente en la residencia de
estudiantes Studentski grad[1]tenían
que terminar. Parece que su deseo de vivir en una ciudad grande se podía hacer
realidad. Se quedó a vivir ilegalmente con su novio, que todavía era estudiante
en el bloque masculino, pero eso llegó a su fin. Buscan juntos un piso de
alquiler y empiezan una vida matrimonial. Empieza la vida en los pisos de otras
personas, las habitaciones alquiladas con cosas de otras personas. Ella es
joven, cohibida, ambiciosa y llena de temor ante esta nueva y desconocida fase
de su vida. Su aspecto físico encajaba en el dictado de la moda de esa época;
faldas hasta la rodilla, camisetas, pelo rubio. Lo que se nota primero es su
tez rosa pálido y los grandes ojos castaños que revelan curiosidad e
inteligencia.
Las oficinas del Instituto de Urbanismo
y Vivienda, donde viene a trabajar el primer día como empleada en prácticas,
están el edificio del Ayuntamiento de Stari Grad, en el quinto piso. Primero el
amplio recibidor de entrada, luego el ascensor y por últimoentra con el
director, Milan,a la oficina en la que está su escritorio. Enfrente está el
escritorio de otro compañero, el empleado en prácticas Voja, un señor mayor. Hay
unos cuarenta empleados, la mayoría están en la mitad de su carrera laboral y
muchos están a punto de jubilarse y tienen hijos adultos. Contratar a dos
chicas jóvenes en prácticas, Zora y Verica, parece lógico. Las horas de trabajo
son de sietea tres. Para Zora es una pesadilla levantarse temprano e ir en
transporte público desde Banovo Brdo, donde alquila un piso, lo que se convierte
en una tortura cuando el nervioso director Milan,que al parecer, no tiene otra
cosa que hacer, empieza a esperar delante del ascensor a los que llegan tarde y
les grita. Verica y Zora están en ese grupo casi siempre. Cuando logra pasar
por ese fuego y cerrar la puerta de su oficina, que está justo en frente del
ascensor, empieza la tranquilidad de la mañana. El compañero Voja está sentado
en su mesa desde las seis y lee tranquilamente el periódico Política. Al oír los gritos, hace un
gesto con la mano y le aconseja no prestar atención y le ofrece un café que ya
había pedido. Durante la siguiente hora lee en voz alta las noticias más
importantes de los periódicos e interpreta lo que
está escritoy lo que está entre líneas. Fue entonces cuando ella
aprendió que había que comprobar cada noticia, o sea, que hay que dudar de todo
lo que publicanlos periódicos. Poco a poco,descubrió algunas cosas sobre la
vida de Vojin. Se graduó de la Facultad de Derecho antes de la Segunda Guerra
Mundial. Pasó la guerra con los partisanos. Después
de la guerra llega a ser un funcionario importante de la Comisión Central de Planificación.
Estuvo dos veces, durante tres años cada una, en el campo de concentración para
políticos en Goli Otok porque era simpatizante de la Unión Soviética después
del conflicto entre Tito y Stalin. Después de eso, hizo estudios y análisis irrelevantes
en las instituciones donde la gente de la UDBA[2]podía
controlarlo. A su mujer, que era maestra, la maltrataron y le pidieron que se
divorciara, y cuando ella se negó a hacerlo, se quedó sin trabajo. Él no
abandonó la ideología del comunismo y no estaba amargado, más bien se podría
decir que lo consideraba como un juego del gato y el ratón con la policía
secreta. A veces, normalmente por la mañana, visitaban a Voja algunos de sus
conocidos. Entonces Zora procuraba salir de la oficina para no molestarlos. Se
dio cuenta de que de que eran sus amigos de prisión y que normalmente se
reunían cuando algo sucedía en el partido o cuando las delegaciones extranjeras
visitaban Belgrado. Después de una de esas reuniones, cuando se despedían, oyó
una pregunta dirigida a Voja: «¿Has
preparado la manta?» Más tarde, Voja
explicó que él se iba a la cárcel durante las visitas de los extranjeros porque
lo consideraban peligroso para el orden público.
Además de Voja, Zora colabora
estrechamente con Jelena, también abogada, de la edad de Voja. Sin embrago, sus
vidas son completamente distintas. Jelena viene de una rica familia
belgradense. Después de la guerra confiscaron sus propiedades y pudieronquedarse
solo con un piso al lado del Teatro Nacional. Al contrario, su marido tiene la
biografía de los partisanosy es un alto funcionario en Serbia. Jelena no
muestra interés por la política, pero le interesan loseventos culturales y los
personajes públicos. Zora iba a su piso a menudo, para cualquier cosa o a algunatertulia.
Era un piso enormecon dos áreas con entradas
independientes. A la derecha, la cocina y la habitación para los
sirvientes,y a la izquierda su piso. Un salón grande con un piano es la
habitación más importante.
Poco a poco, Zora dominó el arte de
escribir y analizar datos con la generosa ayuda de Voja, quien era el revisor
de todos susestudios terminados. Se fue relajando gradualmentede la tensión y
el nerviosismo ante lo desconocido, y no solo cuando se trataba de trabajo. Había
venidode una provincia de Bosnia a estudiar en Belgrado. Vivió en Studentski grad y pasaba su tiempo con
ls jóvenes similares a ella. Su beca apenas cubría los gastos de la vivienda y
la comida en el comedor de la residencia. Para otros gastos, le quedaba muy
poco o nada. Creía en los principios socialistas de los derechos iguales para
todos. Hasta ahora había vivido y pasado tiempo con gente similar a ella, pero ahora
en el trabajo conoce a gente de diferentes experiencias devida y situaciones económicas.
Su situación económica no había cambiado
mucho desde que había empezado a trabajar. Pagaban mucho más por el piso, su
marido todavía estudiaba y no teníaingresos regulares. Los estudios de magisterio en su facultad se amplían y se forman nuevas cátedras, asíque ella se matricula
en 1970 enla cátedra de Economía Monetaria. El
programa incluye dos años de enseñanza y la tesis de máster. Las clases se
imparten por la tarde desde las cinco. Empieza un nuevo ritmo de vida. Trabaja
hasta las tres, come algo y se va a las clases. El matrimonio estudiantil
empieza a perder la batalla entre las ambiciones y la perspectiva de la vida de
dos personas jóvenes. Y muy pronto termina oficialmente con undivorcio de mutuo
acuerdo.
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