Me
voy al hospital de día del Instituto de Hematología el 7 de abril para hacerme
un análisis de sangre. Los resultados que estoy esperando delante del
consultorio de la doctora Marina llegan sobre las ocho. La enfermera llama solo
a las personas cuyos resultados no están bien. La doctora se va a la reunión de doctoresa las ocho y media y regresa
después de una hora. Después siguen pasando lista, continuan las revisiones y el
registro de resultados. A mí la doctora me dice que la revisión durará más
porque estoy aquí por primera vez y tiene que introducir todos los datos en el
ordenador. Los pacientes están cansados y nerviosos, yo especialmente. No puedo
estar ni de pie ni sentada sino que tengo que acostarme en la habitación del
hospital de día para hematología. El tratamiento empezó después de las doce y
duró hasta launa. Maja me espera y nos vamos a casa.
Repito
ese procedimiento tres veces más y así termino el segundo ciclo de quimioterapia
y el primero con Velcade. Recibo una dosis de dexametasona con Velcade en el
hospital y otra en casa (el servicio de atención domiciliaria del Centro de
Salud). Eso fue soportable y no exigió demasiada organización.
El
16 de abril, en la consulta de la doctora Jelena, descubro que se cambia el
protocolo del tratamiento TAD que incluye la talidomida a la que soy alérgica, por
el protocolo PAD. Eso significa que pasaré por lo menos cuatro días en el
hospital para poder recibir cuatro dosis de adriblastina, igual dosis de
dexametasona y una de Velcade. La doctora me explica que el Instituto tiene una
cantidad limitada de medicamentos y que ellos los combinan como pueden,
respetando los protocolos médicos y los medicamentos aprobados por el Fondo de
Salud. Debería controlar el nivel de calcio en la sangre y, si los resultados
están bien, recibiré Zometa en el hospital de día. Lo hice el 24 de abril
acompañada de Cica.
Desde
que empecé a curarme hasta hoy he cambiado dos protocolos y ahora empiezo con
el tercero por las razones que ya he mencionado: la disponibilidad de
medicamentos y la alergia a la talidomida. En marzo y abril me dieron tratamientos
para alergia. Conseguí terminar solo dos ciclos de quimioterapia, un ciclo
general y otro con Velcade. Maja se cansó mucho viajando a Belgrado y
Barcelona. No podía estar tranquila en ningún sitio. Cuando está allí, piensa
en cómo me las arreglo yo, y cuando está aquí, piensa en el trabajo que ha
dejado pendiente allí. Para ayudarla, mi hermana Nada pasó una semana en mi
casa.
Me
llaman Mirko y Lane, mi hermano y mi cuñada de Zadar. Quieren venir a Belgrado
para estar conmigo. Propongo que vengan el 7 de abril y se queden hasta el 14
porque Maja estará en Barcelona esos días. Su llegada me alegra mucho y Maja se
va sin preocupaciones. Ellos vienen completamente perdidos porque le han robado
a Slobodanka en el transporte público. Yo propuse que el taxista Ljubiša fuera
a recogerlos a la estación de autobuses, pero ellos prefirieron el transporte
público. Slobodanka se quedó sin ningún documento. Por suerte, los pasaportes y
el dinero los tenía Mirko. Así que su visita empezó mal, pero muy pronto
superamos ese evento desagradable y disfrutamos de nuestra compañía. Hace buen
tiempo y ellos recorren el centro de Belgrado, pero esta vez sin mí. Mirko
piensa que yo debería caminar con bastones de marcha nórdica. Dice que me
ayudarían a caminar recta y a mover los hombros. Compra los bastones en una
tienda de deportes, los arma y me enseña lo que es importante al caminar.
Empiezo a usarlos y me acostumbro fácilmente.
Dado
que ya he terminado dos ciclos de quimioterapia, espero para ir al hospital el
8 de mayo. No me dan medicamentos durante casi tres semanas y aprovecho ese
tiempo para preparar en la escuela la reunión científica POWERCOM, que se
celebrará a finales de mayo, así como los exámenes finales de la convocatoria
de abril. También están las fiestas, la Pascua y el Primero de Mayo. Nuestra
vecina y amiga Lika me envía carne fresca de Dokmir y mi hijastro Siniša ha
traído asado de cordero para la Pascua.
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