Ya por la mañana, muchos niños salen a
la calle estrecha entre casas adosadas de la almahala.[1]La
colina con las casas está a un lado del foso profundoque rodea la fortaleza de
Travnik, en el otro lado está el casco antiguo. A través de un puente estrecho
de piedra se entra a la fortaleza. Desde el puente, una calle recta y escarpada
baja hacia el centro.
Ahmet e Hilda, de cinco y cuatro años respectivamente,
dos de los cinco hijos de Eminica, forman un equipo inseparable. Asíllamaban a
su madre, por su marido Emin. Vivían en la última casa en lo alto de la calle,
junto a la misma fortaleza. Desde una ventana especial que sobresalíade la
pared exterior, del porche, su madre vigilabaa los niños en la calle. Allí
están Mirko y Zora, hijos de Mlađa, de la misma edad, que vivían en una
vivienda social, justo al lado del puente, en la planta baja de un edificio que
tenía un jardín que daba al foso. Para ir a la calle, se salía al lado del
edificio por una verja alta que bloqueaba la vistasobre
el jardín. En el piso de arriba vivía una familia con dos hijos de edad similar
que pocas veces participaban en los juegos de los niños y sus travesuras. A este
grupo se unían a menudo un hermano y una hermana mayor de Ahmet, pero también
otros niños del barrio.
Los niños jugaban en un espacio enorme entrelas
murallas desordenadas y los túneles de la
fortaleza medieval,la ciudad antigua desde cuyas rocas de la parte superior se
ve y se oye el rugido del río azul. A los
niños les acompañaban las cabras que saltaban sobre las murallas con agilidad y
se colgaban sobre las rocas por encima del agua.Todos
los juegos estaban repletos de desafíos: cómo pasar por un túnel sin luz, subir
a alguna roca, etc. Mirko era el cabecilla capaz de superar todos los desafíos.
A él le obstaculizaba la obligación de cuidar
de su hermana menor, que no lo podía seguir. Durante el invierno, lo más
importante era ir en trineo y patinar. Todaslas
calles tienen una bajada empinada y acaban en el centro, y los niños,
además, echaban agua por las calles,así que había muchas caídas por la mañana y
los transeúntes que iban al trabajo se lastimaban. Todos los niños tenían
trineos hechos a mano con la ayuda de diferentes artesanos.
Mirko y Zora tienen un trineo hecho en el taller de prisión porque su padre era
policía. Era fuerte, pesado y seguro. Mirko lo usaba a veces en las peleas de
los niños. Pero una aventura especial fue cuando Mirko y Halid encontraron un
jergón que se les olvidó meter en casa. Es un colchón, una base en la que se
acostaba la gente, una tela de cáñamo de tejido grueso que se llena conpaja de
maíz, la parte blanca de las hojas que envuelve la mazorca del maíz maduro. Era
un poco más grande que una cama. Mojaron el jergón y cuando se congeló, nos
sentamos todos o nos tumbamos y empezó la vuelta por las calles empinadas, como
en una alfombra voladora. Por suerte, el jergón se deshizo antes de que alguien
se lastimara.
Un día de junio, al atardecer, muchos de
los niños pequeños estaban ocupados jugando
con el perro que les acompañaba. En el grupo también estaba Zora, y además,
delante del perro. Mirko y otros niños estaban ocupados
reparando algo. De repente, el perro se perturbó, empezó a ladrar y le
mordió a Zora el labio. Todos empezaron a gritar y huyeron, el perro el primero.
Mirko y Zora, que estaba gritando, entran en el jardín de la casa y allí les
espera su madre, que se queda conmocionada al ver a Zora cubierta de sangre. El
padre la lleva al hospital. Allí le suturan la mordedura al lado izquierdo del
labio inferior y superior. Dicen al padre que seguro que le quedará una
cicatriz. Después de ese acontecimiento, los padres empezaron a limitar las salidas de los niños, especialmente por la noche. A
eso llevó, particularmente, la muerte de un niño que fue atropellado por un
camión cuando iba a toda velocidadensu trineo.
En septiembre de 1952, Mirko y Ahmet empezaron a ir a la escuela, y Halida y
Zora al año siguiente.
Zora terminó primero de primaria en
Travnik y después del primer semestre del segundo curso su familia se mudó a
Sanski Most, una ciudad pequeña junto al río Sana, así que todos llamaban ese
lugar de forma corta «Sana». La mudanza interrumpió los juegos y las amistades de entonces. En Travnik las casas eran
adosadas, con muchos niños que jugaban y saltaban por las calles. La casa de Sana
estaba en la salida del centro hacia el pueblo de Zdena. Su casa era la tercera
en la calle, trescientos metros desde la anterior casa, en la que no había
niños, y así también desde la siguiente. Todo plano, no había subidas para ir
en trineo. Zora está de pie detrás de la cama de matrimonio en la habitación de
sus padres y miracon tristeza la calle desierta mientras está nevando. Mirko había
hecho nuevos amigos, así que ellos dos pasaban menos tiempo juntos. Por las noches
soñaba con sus antiguos amigos y poco a poco aceptó la soledad, solo de vez en
cuando jugabacon alguna amiga o con los compañeros de Mirko cuando jugaban al
fútbol en el jardín. Algunos de esos chicos ibana la misma clase que ella, así
que a veces ella,a cambio,hacía sus deberes. Todo
lo que para ella era estupendo y alegre en Travnik, aquí era gris y desolado. Por
suerte, en Sana había una biblioteca de la que ella y su hermano siempre cogían
libros. A la escuela se iba pasando un puente de madera. Al pasar el puente se
veían las olas entre las tablas y ella, llena de miedo, no podía dejar de
mirar. El miedo al río crecido era su pesadilla, incluso muchos años después de
la construcción de un verdadero puente.
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