Cuando me dieron de alta en diciembre del año pasado sabía que me esperaba
un gran esfuerzo para recuperar la fuerza y el ánimo de la vida. Hoy, 5 de
noviembre, se cumple un año del día del trasplante. Estoy en Barcelona en el
chequeo anual. Los resultados del análisis del sangre están bien, también lo
estoy yo. El médico repite que no tengo que tomar ningún medicamento, que debo
vivir normalmente y seguir una dieta regular. De momento estoy bien. No estoy
curada, pero sí en fase de remisión. El siguiente chequeo es dentro de cuatro
meses, en marzo de 2016. Como mi salud se estabiliza, Maja recupera el
optimismo y la fuerza. Las dos estamos agitadas por la situación política en
Cataluña. El debate sobre la independencia y la secesión de España nos recuerda
a la gran desgracia de la desintegración de Yugoslavia, que todavía no hemos
asumido.
Antes del chequeo de este año he tenido tres chequeos cada tres meses: en
febrero, abril y julio. Mi estado físico es mucho mejor. He dejado de llevar el
corsé para la espalda. Según la recomendación del ortopeda Vojvodić, al principio
llevaba cintas kinesiológicas para el dolor, hasta que los músculos a lo largo
de la columna se tonificaran. Bañarme en el mar me ayudó particularmente. Pasé
el verano con mi hermano Mirko y mi cuñada Slobodanka y disfruté de su compañía
y del mar durante tres semanas. El agua caliente no es habitual debajo de
Velebit, pero este verano ha sido una excepción. En Vir todo fue estupendo.
Desde que me ocupo de la salud, no digamos de la enfermedad, puedo medir el
tiempo según mi lucha día a día, o de la manera más bonita: con el crecimiento
de los niños de mi alrededor. Danica, la nieta de mi hermana Nada, nació cuando
la enfermedad comenzó y ahora celebra su segundo cumpleaños, y Nora, la hija de
Nela y Siniša nació el mismo día que ingresé en el hospital para el trasplante.
Ahora ha celebrado su primer cumpleaños. Nuevas personas toman su lugar en
nuestras vidas y así veo como el tiempo pasa rápidamente.
Diferentes libros de autoayuda y motivación en general indican dos posibles
caminos cuando uno se enfrenta a difíciles retos en la vida: tratar de volver
cuanto antes a tareas diarias o vivir de manera completamente diferente de la
que se vivió antes.Para mí, el regreso a las tareas diarias fue un estímulo y
un aliento. Simplemente, sentía que estaba viva de nuevo. Así que decidí
continuar mi vida de profesora. Paso más tiempo descansando y en compañía de
los amigos, lo que debería influir positivamente en mi salud. Cada nuevo día
conlleva incertidumbre a todos y exige nuevos esfuerzos. Trato de mantener el
optimismo y esperar el nuevo día con ilusión.
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