Zora había entrado en la quinta década de
su vida. Su hija Maja era alumna de sexto curso. A principios de 1992 se va a
Sevilla como directora del Pabellón de Yugoslavia en la Expo'92. En la
exposición participan 112 países. La exposición dura seis meses. Empieza una
carrera contra el tiempo para terminar todas las obras de construcción del Pabellón,
preparar el restaurante y la venta de recuerdos. El presidente del Consejo del
Programa, el profesor Dr. Sveta Stojanović, es muy activo para conseguir la
cooperación adecuada en Belgrado. El arquitecto Pališaški se encarga con mucha
devoción del diseño y la decoración interior. Además, llegan a Sevilla unos
veinte trabajadores de s país para realizar los trabajos necesarios.
La ceremonia oficial de inauguración fue
el 20 de abril. La inauguración de toda la EXPO'92 está patrocinada por el Rey
de España, Juan Carlos I, y empieza a las diez. Después se abren los pabellones
de cada país. Los representantes de todos los pabellones están invitados a la
inauguración, así como prominentes figuras políticas y culturales. El
presidente del Consejo del Programa del pabellón, el profesor Dr. Sveta
Stojanović y Zora, como directora, representan a Yugoslavia. Otros invitados de
Belgrado y otras repúblicas no acudieronporque la situación política era muy
complicada. Los discursos inaugurales son cortos y sobre el mediodía el Rey
declara abierta la exposición e invita a todos a un coctel en un antiguo
monasterio dentro de la Exposición. Durante la ceremonia, el ministro de
asuntos exteriores de Italia, Gianni de Michelis, saluda a los invitados
ruidosamente. Zora lo recuerda de Belgrado porque ibaa menudo al Gobierno
Federal. Entre los que se saludaban, Zora notó otra cara conocida que había
visto en fotos: el príncipe Aleksandar Karađorđević. Ella sabía que él no podía
ir a su país. Sveta confirmó que sí era él. Más tarde, durante el coctel, ella
invitó al príncipe y a su esposa Katarina, que viene de la misma familia griega
que la Reina de España, doña Sofía, a la inauguración del Pabellón de
Yugoslavia, que estaba programada para dos horas más tarde. El príncipe se
alegró visiblemente por la invitación y comentó: «El ministro italiano, Gianni
de Michelis, bromeó conmigo sobre si me invitarían a la inauguración del pabellón.
Me voy a decirle que he sido invitado.» Después de la inauguración del
pabellón, el profesor Dr. Sveta Stojanović propuso a Zora que hablaran con el
príncipe Aleksandar en un lugar más tranquilo si él aceptaba. La conversación
empezó en serbio, pero su esposa Katarina propuso que habláramos en inglés
porque ella no hablaba serbio. A Sveta le daba igual, así que continuamos
hablando en inglés. Al principio, Zora no seguía la conversación porque pensaba
en sus obligaciones, pero luego empezó a escuchar. Casi todo el tiempo hablaron
de los problemas en Yugoslavia y de Slobodan Milošević. El príncipe Aleksandar
exponía situaciones hipotéticas e informaciones de sus diferentes visiones del mundo y de diferentes gobiernos sobre
el potencial desarrollo de la situación. Después de dos horas de conversación,
cuando se despidieron, Sveta comentó que la conversación le había sido muy
útil. Zora intuyó de la conversación el precipicio que se abría y quedó
aterrorizada frente a lo que venía.
Lo que oyó durante la conversación entre
el profesor Stojanović y el príncipe Aleksandar empieza a hacerse realidad.
Unos diez días después de la inauguración del pabellón, recibió una llamada de
Citybank de Sevilla. En este banco habíansido depositados los fondos para la
construcción y el funcionamiento del pabellón. Los fondos han sido bloqueados
en cumplimiento con la Resolución de las Naciones Unidas, con la que se llevó a
cabo el bloqueo económico absoluto y más duro de la República Federal de
Yugoslavia. Zora va al banco, pero ellos no pueden hacer nada para ayudarla
porque la central de Nueva York ha bloqueado la cuenta. Los fondos de la cuenta
deben usarse en mayor parte para pagar a los contratistas españoles, así como
los pisos para los empleados, las obligaciones
contraídas con las empresas de la EXPO'92, la electricidad, el suministro de
agua y el servicio de recogida de basura. E igualmente importante, había que
pagar los sueldos a los empleados. Al principio esta medida bloqueó a Zora
también. Estaba en un país extranjero y respondía a la Dirección. Conversar con
Belgrado no ayudó mucho. Tenían problemas más importantes porque había empezadola
incautación de bienes en el extranjero. Informó a la Dirección sobre la nueva
situación y presentó una lista de las deudas del trabajo ya hecho que no podía
pagar. Unos días después, a instancias del Comisario, encontraron una solución.
El Gobierno de España, por medio del Presidente Felipe González, dictó un
decreto especial de exención de la cuenta bancaria y los fondos delPabellón de
Yugoslavia del bloqueo según la Resolución de las Naciones Unidas. Como razón
para la exención del bloqueo se indicó que la participación en la Exposición Universal
había empezado antes de emitirse la resolución de la ONU. El decreto fue enviado
a Cytibank de Sevilla y el trabajo se normalizó.
Serbia y Montenegro formaron en 1992 su
propio estado común llamado República Federal de Yugoslavia (RFY), así que el
procedimiento de la disolución de Yugoslavia se terminó oficialmente ese día.
El nuevo estado de la RFY asumió el derecho al Pabellón de Yugoslavia. Desde la
Embajada de la RFY en Madrid, avisan a Zora, ya en mayo, de que han recibido
documentos diplomáticos conel nombramiento de otro director del pabellón y que
los van a reenviar al Secretario General de la Exposición. Esto trajo nuevas
preocupaciones. Como mandaban las reglas, toda la mercancía, los recuerdos, la
comida y otras cosas, ya estaban en los almacenes. Zora había acordado con las
empresas de Serbia una forma de pago aplazado de acuerdo con la dinámica del
consumo mensual. Muchos de los socios aceptaron esta forma de pago por mera confianza personal, pero ella ya no podría seguir
garantizando más. Se sintió como si hubiera traicionado la confianza de los
demás, aunque no fuerasu culpa.
Muy pronto surge un problema nuevo. La
administración de la Expo'92 empiezaun proceso de revisión de los contratos
firmados entre el estado SFRJ, que ahora se ha desintegrado, y el pabellón. Los
conflictos que han empezadoen el territorio del antiguo país complican aún más
la situación. Consideramos diferentes alternativas:cerrar el pabellón, la peor de
ellas, o continuar el trabajo de alguna forma. Las Exposiciones Universales son
muestras de éxito, cooperación y prosperidad, así que ni la Administración ni
el país anfitrión quieren arruinar ese espíritu con unas sanciones radicales. A
Zora la llaman para hablar con los representantes del Gobierno español y con el
Comisario de la Exposición. Examinan cómo reacciona a diferentes propuestas:
retirar el nombre del pabellón, o sea, el logotipo de Yugoslavia y dejarlo como
punto de venta y restaurante; retirar la bandera porque la SFRJ se ha
desintegrado; la anulación del Día Nacional, etc. Zora rechaza la posibilidad
de retirar el nombre del país y dice que en ese caso cerraría el pabellón. En
realidad, ellos quieren determinar a través de la conversación qué pasaría si
se cerrara. ¿Quién sufría daño económico y cómo afectaría al público? De la
conversación, Zora entiende que la única manera de salvar la situación esganarse
a la gente local que no quiere expulsar a nadie de su ciudad. Todos eran
tolerantes y llenos de comprensión, especialmente sabiendo que Zora procede de
Bosnia y Herzegovina.
Empieza una lucha para ganarse la
simpatía de los periodistas y del personal de otros pabellones. En el Pabellón
de Yugoslavia comienza una campaña de recogida de firmas contra el cierre. Funda
la Asociación de Amigos de todos los Pueblos de Yugoslavia (APY) junto con los
periodistas españoles. En los tres días que faltaban para la decisión del
Comisario de la Exposición, reunieron sobre once mil firmas, mostraron todo en
rueda de prensa y lo presentaron oficialmente a la Administración de la Expo'92.
Los directores y el personal de los pabellones de América Latina nos prestaron
un apoyo especial, ya que tenían experiencia con la ayuda que la comunidad
internacional ofrece, irónicamente dicho. El director del Pabellón de Argentina
pidió hablar con Zora y con otros empleados. Habló con mucha emoción de las
cosas que ellos habían vivido en su país y afirmó que ella y todos los demás
que estaban allí no podíandejarse llevar por la campaña mediática contra su
país. Era muy difícil entender y aceptar lo que decían. Con el paso del tiempo,
Zora acabó viviendolas situaciones que se mencionaban aquellos días.
La Administración avisó a Zora de que la
reina de España, doña Sofía,iría a ver la exposición. De alguna manera, esa visita pretendía llevar a cabouna verificación del
contenido y del funcionamiento del pabellón. La reina Sofía es la
persona ideal para esta misión debido a su posición y a su conocimiento de la
tradición ortodoxa. La reina fue por la mañana, antes de que llegara la
multitud de visitantes y acompañada por una señora. Fuemuy amable con todos que
estaban presentes y preguntó cómo estaban sus familias. Luego observó
detenidamente todos los objetos expuestos y los inventos de Tesla
proporcionados por el Museo de Nikola Tesla de Belgrado. Además miró los
frescos e iconos, así como las pinturas de arte naïf de los artistas de
Kovačica, los recuerdosa la venta y el menú del restaurante. Todo transcurriósin
pretensiones, con comentarios y preguntas. También preguntó qué mostraríamos en
la pantalla grande de TV. Al final dijo que había disfrutado mucho, que todo
era bonito y que deseaba a todos una estancia agradable en España. Se despidió
y se fue. Zora y los demás estimaron que todo había ido bien.
A
mediados de julio averiguamos por los periodistas que había una reunión programada
de los Comisarios de todos los pabellones en la que adoptarían posiciones sobre
el destino del Pabellón de Yugoslavia, según las cuales el Secretario General
M.J. Rey Romero tomaría una decisión definitiva. Un día después de la reunión,
llaman a Zora y le comunican la decisión. El nombre se queda, es decir, el
logotipo de Yugoslavia, pero la bandera se retira.
Además, no se celebrará el Día Nacional.
Al final, la avisan de que han rechazado la petición de la Embajada de la RFY
de nombrar a un nuevo director del Pabellón de Yugoslavia y que no habrá
cambios de personal. Se terminó la incertidumbre. A finales de junio, una
mañana, cuando todavía no había muchos turistas, retiramos la bandera. Un grupo
pequeño de empleados y Zora esperan a que un camarero joven suba por una
escalera de mano al tejado y retire la bandera. Zora pensó que sería la última
vez que veía la bandera con la estrella de cinco puntas de la SFRJ, del país en
el que nació y donde vivió cuarenta y cinco años. Todos están tristes, nadie
sabe qué pasará a continuación.
A Zora y a los otros empleados les
espera mucho trabajo. Antes de nada, había que enfrentarse a los periodistas de
nuevo y responder a las preguntas, no solo de la exhibición, sino de la
situación en el país. Los periodistas que estaban a favor de que el pabellón
permaneciera abierto estaban satisfechos con la decisión. Informan de que el
apoyo público, con las firmas reunidas en contra del cierre, y el informe de la
Reina Sofía sobre el pabellón, contribuyeron a eso. Otros señalan el cansancio
de Zora y la falta de entusiasmo. En cierto modo, todo se convierte en rutina
cuando el presidente del Consejo de Programa, el profesor Dr. Sveta Stojanović,
llama desde Belgrado y le dice a Zora que Dobrica Ćosić había sido elegido presidente
de la RFY y que él era su consejero. Señala que de ahíen adelante la
cooperación con Belgrado se normalizará y que no habrá más presiones.
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