Avisé
a la doctora Jelena del Instituto de Hematología en Belgrado de que continuaría
el tratamiento en Barcelona. También le pregunté si hacía falta que fuera a
hablar con ella o a hacerme una revisión. Me respondió que fuera el 10 de
julio. La conversación fue muy agradable y útil para mí. Comparamos la
organización de los sistemas sanitarios serbio y españoly las dos concluimos
que era mejor que me curara en Barcelona hasta que no se terminara el
trasplante de células madre. Mencionó que debía avisar a la Seguridad Socialserbia
de que continuaría el tratamiento en España, porque estaba en su lista de
suministro mensual del medicamento. Para ello entregué el programa del
tratamiento en Barcelona, que pasará a mi expediente en el Instituto de
Hematología. Me alegré mucho de encontrarme durante mi visita con los médicos
que conocí cuando todo esto empezó. Me ayudó conversar con ellos y su reafirmación
de que sería su paciente siempre que estuviera en Belgrado, lo que me hizo
sentirme protegida.
Me
acostumbré a tener el pelo corto. Llame a Ljubica para que me cortara más el
pelo y me peinara. Maja estaba sorprendida porque pensaba que ya lo llevaba suficientemente
corto. Tenía que ir a la facultad, por eso tenía el dilema de si comprarme una
peluca o no. Al final la compré. Me gustó mucho porque era de pelo corto,
similar al mío en los últimos años. Sin embargo, me fui a los exámenes sin
peluca: hacía calor y me parecía que me pondría nerviosa. La peluca me vendría bien
para los días fríos, a modo de gorro.
Aproveché
la estancia en Belgrado para visitar a mis primos y a mis amigos y para
terminar algunos trabajos previamente acordados. Terminé también los exámenes
programados, firmé los informes, hice todo lo que había planeado. Quiero
adaptar mi vida profesional y académicaa mis posibilidades y mi enfermedad.
Todavía acepto muy fácilmente nuevos trabajos. Ahora, por ejemplo, he aceptado un
trabajo relacionado con la garantía bancaria, que es la condición para que una
escuela obtenga el permiso de trabajo, así que durante esos siete días iba a esta
escuela y al banco.
Estaba
ilusionada de ver a mi hermana Nada y a su familia, especialmente a sus nietos.
Y lo logré. Disfruté comiendo con Radica y Olivera. Sé que era difícil para
ellas hacer un hueco para que nos viéramos, por sus obligaciones. El desayuno
de negocios con Miroslav, Peja y Maja fue útil para intercambiar pensamientos
sobre el trabajo y la vida.
Unos
conocidos me preguntaron por quéhabía venido si no podía quedarme más tiempo.
Siempre me sorprende este tipo de preguntas y reflexiones sobre vidas ajenas.
Si yo había decidido con mi familia más cercana que esto me convenía, entonces
los otros también deberían aceptarlo. He vivido entre España y Belgrado durante
más de veinte años. Pasé la primera década más en España y menos en Belgrado, y
la segunda más en Belgrado. No sé si esto cambiará, pero ahora me estoy curando
en Barcelona e intento volver a organizar mi vida cotidiana. Echo de menos mi
vida en Belgrado, de manera que seguiré viajando; estoy acostumbrada.
Me
parece que las debilidades, incluso mi enfermedad, provocanun deseo de manejar
la vida del otro. Cuando Mile estaba enfermo siempre me esforzaba en aceptar lo
que él consideraba que era una mejor organización conforme a las nuevas
condiciones. Es famoso su lema que dice que dependiendo de la salud que tiene,
lo hace todo al cien por cien, y se comporta de acuerdo con eso. Es difícil
para mí limitarme, mi mente quiere más de lo que puedo hacer, y no poder lograrlo
todo es para mí un fracaso.
Volvimos
a Barcelona en un vuelo directo. Duró dos horas y media, lo que es muy cómodo
comparado con la opción de hacer escala. El vuelo es de la compañía Vueling,
que es low cost. Salimos de Belgrado
cinco minutos antes de medianoche y llegamos a Barcelona a las dos y cuarto, o
sea, antes de lo previsto. Me acosté a las cuatro de la mañana, así que al día
siguiente me dediqué a descansar. Me sentía bien después de estos cambios y
viajes.
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