Cada
día me siento mejor, más capaz de ocuparme de mí misma. Mi inmunidad sigue
siendo baja, evito la compañía de otra gente y tengo mucho cuidado con mi
alimentación. Las fiestas de Navidad y Año Nuevo contribuyen a una suave
melancolía y paz cuando reflexiono sobre mí misma y mis seres queridos. Estos
días son días de recuerdo a Mile. El 8de enero es el aniversario de su muerte.
*
Ahora que yo estoy enferma, entiendo de otra manera y
siento el comportamiento de Mile durante su enfermedad. Antes del Año Nuevo de 2008
fue operado de nuevo del cáncer de estómago que sufría. Fui a visitarle en
Navidad. Estaba en cuidados intensivos. Me acerqué a la cama y nos saludamos.
Estaba agotado y con fiebre, pero consciente. Le pregunté si sabía qué día era.
Respondió que lo sabía, que era Navidad. Me preguntó si Maja había viajado como
estaba previsto. Respondí que sí, aunque eso no era verdad, porque ella y yo
estimamos que era mejor que se quedara por el mal estado de su salud. Mi
respuesta le calmó. Comentó que así era mejor, que él no se sentía bien y que
era mejor que ella no estuviera. Luego me dijo que me alejara de su cabeza y
que me pusiera al lado de sus pies. Traté de rechazarlo, pero él fue explícito.
No entendí que en ese momento él se estaba despidiendode mí. Tal vez dijéramos
algo más. La enfermera me dijo que tenía que irme. Esa fue la última vez que
hablé con él. Su petición de que me alejara de él fue su consciente despedida
de los seres queridos y el abandono de la vida.
Ahora sé que perdí la oportunidad de que habláramos más.
Él se retiró, tratando de no mostrar cuánto sufría para protegernos a mí y a
Maja, y yo no insistía. Nunca mencionamos la muerte como el posible fin de la
enfermedad. De hecho, hablamos poco de la muerte porque nadie nos enseña a
hacerlo. Los creyentes llevan esas conversaciones con sacerdotes, los ateos y
agnósticos probablemente deberían hacerlo con la gente más cercana. El gran
amor de Mile hacia nosotros le impedía discutirlo. ¿Y yo? Yo no prestaba
atención a ello porque creía en la recuperación. Recuerdo que lo intenté una
vez a raíz de un sueño raro que yo había tenido. Quería alcanzar qué era lo que
pasaba y cómo iba a terminar. En mi cabeza surgió la imagen de la abuela Nada,
la madre de Mile. Me dijo que no me preocupara, que todo iba a salir bien. Me
sentí más tranquila. Por la noche, se lo conté a Mile y le prequnté si la
abuela Nada aparecía en sus sueños. «Es aburrida», respondió brevemente. No
pregunté más. Entendí que no estaba dispuesto a hablar.
La
medicina occidental no atiendeal paciente, sino la enfermedad, y yo soy el
producto de esa filosofía. Pensé que era como un trabajo que debía terminar lo
mejor posible. Estuve infeliz casi cinco años y no pude sentir alegría en la
memoria de nuestra vida en común. El camino de nuestravida es como un libro.
Cuando se cierra no debemos sufrir ni estar tristes. Los acontecimientos del
libro siguen viviendo dentro de nosotros, debemos acordarnos de lo leído y
debemos transmitirlo. Cuando te enfrentas personalmente con el fin, te das
cuenta de que la alegría de la vida es la única cosa correcta y todo el resto
es la huida de la vida.
Después
de la Navidad, Nada pasó unos días conmigo y luego vinieron Mirko y Slobodanka.
Su compañía me embelleció y me hizo más fácil la vida. Hacía buen tiempo y
podía pasear, lo que me fortaleció.
Aproveché
su compañía y el 19 de enero me fui a hacer la resonancia magnética de la
columna. Había pasado un año desde elmomento en que había descubiertoque estaba
enferma. Si los resultados de la prueba salenmal, me será más fácil no estar
sola y si están bien, tendré a alguien para compartir la alegría. Resultó que
teníamos razón para alegrarnos. El médico dijo que todo estaba bien. Hacía dos
años tenía dos vértebras fracturadas y unas agrietadas. Ahora tanto las
fracturadas como las agrietadas se han reparado y todo se encuentra en buen
estado. Durante su fusión, las vértebras presionaron otras dos y deformaron un
poco la columna, por eso todavía tengo dolor de espada. La diagnosis es Gibbus
suave. Es importante que no haya nuevos defectos y que la médula espinal esté
completamente intacta. Animada por los buenos resultados, empecé a moverme con
mayor libertad. Llevo el corsé porque así me siento más segura y me duele
menos.
Enero
estuvo lleno de diferentes acontecimientos, ya fuese porque yo no había
trabajado por mucho tiempo, o porque los otros habían comenzado nuevos
proyectos. Conseguí irme a la facultad en Novi Sad y terminar con los exámenes.
A menudo iba a la Escuela y me quedaba allí unas horas. Estoy contenta por
sentirme mejor, estoy como despertando de un sueño. Todo lo que me rodea me
parece familiar, pero como si ahora viera una imagen más clara.
*
Cómo y por qué tomamos las decisiones más importantes en
la vida, en el trabajo, en el amor. Quizá le parezca a otra gente que yo
reflexiono mucho antes de tomar una decisión, pero no es así. Admito que
generalmente actúo de forma instintiva. He tratadode corregirme, de meditar las
cosas, pero todo se acaba reduciendoa la persuasión de mí misma. Ha sidoimportante
tener algún reto por delante. He estadoen situaciones complicadas y luego me he
esforzadomucho para salir de ellas. He hechovarios trabajos simultáneamente. Si
una cosa no va, paso a la otra y así soporto más fácilmente el fracaso.
Aparte de mi inteligencia y educación, adquirí buenos
hábitos de trabajo y pude conseguir todo lo que quería. Mi modelo en los
hábitos de trabajo, la responsabilidad y honestidad hacia uno mismo y hacia los
otros fue Mile. Debido a su estricta educación familiar y su formación en
derecho, la justa actuación se volvió su naturaleza. Su apoyo fue un gran estímulo
para terminar todo lo que había empezado. En mi crianza adquirí la confianza en
mí misma gracias a mi padre, que consideraba que las hijas debían terminar la
carrera y ser independientes e iguales en unmundo de hombres. De mi madre
recibí el amor infinito que me calentaba en los días de tristeza y soledad. He
transmitido ese amor a Maja y así he ampliado el círculo. Espero que ella continúeesta
herencia.
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