16.6.17.

VIAJE A BELGRADO, JULIO DE 20




Avisé a la doctora Jelena del Instituto de Hematología en Belgrado de que continuaría el tratamiento en Barcelona. También le pregunté si hacía falta que fuera a hablar con ella o a hacerme una revisión. Me respondió que fuera el 10 de julio. La conversación fue muy agradable y útil para mí. Comparamos la organización de los sistemas sanitarios serbio y españoly las dos concluimos que era mejor que me curara en Barcelona hasta que no se terminara el trasplante de células madre. Mencionó que debía avisar a la Seguridad Socialserbia de que continuaría el tratamiento en España, porque estaba en su lista de suministro mensual del medicamento. Para ello entregué el programa del tratamiento en Barcelona, que pasará a mi expediente en el Instituto de Hematología. Me alegré mucho de encontrarme durante mi visita con los médicos que conocí cuando todo esto empezó. Me ayudó conversar con ellos y su reafirmación de que sería su paciente siempre que estuviera en Belgrado, lo que me hizo sentirme protegida.
Me acostumbré a tener el pelo corto. Llame a Ljubica para que me cortara más el pelo y me peinara. Maja estaba sorprendida porque pensaba que ya lo llevaba suficientemente corto. Tenía que ir a la facultad, por eso tenía el dilema de si comprarme una peluca o no. Al final la compré. Me gustó mucho porque era de pelo corto, similar al mío en los últimos años. Sin embargo, me fui a los exámenes sin peluca: hacía calor y me parecía que me pondría nerviosa. La peluca me vendría bien para los días fríos, a modo de gorro.
Aproveché la estancia en Belgrado para visitar a mis primos y a mis amigos y para terminar algunos trabajos previamente acordados. Terminé también los exámenes programados, firmé los informes, hice todo lo que había planeado. Quiero adaptar mi vida profesional y académicaa mis posibilidades y mi enfermedad. Todavía acepto muy fácilmente nuevos trabajos. Ahora, por ejemplo, he aceptado un trabajo relacionado con la garantía bancaria, que es la condición para que una escuela obtenga el permiso de trabajo, así que durante esos siete días iba a esta escuela y al banco.
Estaba ilusionada de ver a mi hermana Nada y a su familia, especialmente a sus nietos. Y lo logré. Disfruté comiendo con Radica y Olivera. Sé que era difícil para ellas hacer un hueco para que nos viéramos, por sus obligaciones. El desayuno de negocios con Miroslav, Peja y Maja fue útil para intercambiar pensamientos sobre el trabajo y la vida.
Unos conocidos me preguntaron por quéhabía venido si no podía quedarme más tiempo. Siempre me sorprende este tipo de preguntas y reflexiones sobre vidas ajenas. Si yo había decidido con mi familia más cercana que esto me convenía, entonces los otros también deberían aceptarlo. He vivido entre España y Belgrado durante más de veinte años. Pasé la primera década más en España y menos en Belgrado, y la segunda más en Belgrado. No sé si esto cambiará, pero ahora me estoy curando en Barcelona e intento volver a organizar mi vida cotidiana. Echo de menos mi vida en Belgrado, de manera que seguiré viajando; estoy acostumbrada.
Me parece que las debilidades, incluso mi enfermedad, provocanun deseo de manejar la vida del otro. Cuando Mile estaba enfermo siempre me esforzaba en aceptar lo que él consideraba que era una mejor organización conforme a las nuevas condiciones. Es famoso su lema que dice que dependiendo de la salud que tiene, lo hace todo al cien por cien, y se comporta de acuerdo con eso. Es difícil para mí limitarme, mi mente quiere más de lo que puedo hacer, y no poder lograrlo todo es para mí un fracaso.
Volvimos a Barcelona en un vuelo directo. Duró dos horas y media, lo que es muy cómodo comparado con la opción de hacer escala. El vuelo es de la compañía Vueling, que es low cost. Salimos de Belgrado cinco minutos antes de medianoche y llegamos a Barcelona a las dos y cuarto, o sea, antes de lo previsto. Me acosté a las cuatro de la mañana, así que al día siguiente me dediqué a descansar. Me sentía bien después de estos cambios y viajes.

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