1.6.17.

CUENTO DEL BLOQUEO DEL PABELLÓN YUGOSLAVO EN SEVILLA




Zora había entrado en la quinta década de su vida. Su hija Maja era alumna de sexto curso. A principios de 1992 se va a Sevilla como directora del Pabellón de Yugoslavia en la Expo'92. En la exposición participan 112 países. La exposición dura seis meses. Empieza una carrera contra el tiempo para terminar todas las obras de construcción del Pabellón, preparar el restaurante y la venta de recuerdos. El presidente del Consejo del Programa, el profesor Dr. Sveta Stojanović, es muy activo para conseguir la cooperación adecuada en Belgrado. El arquitecto Pališaški se encarga con mucha devoción del diseño y la decoración interior. Además, llegan a Sevilla unos veinte trabajadores de s país para realizar los trabajos necesarios.

La ceremonia oficial de inauguración fue el 20 de abril. La inauguración de toda la EXPO'92 está patrocinada por el Rey de España, Juan Carlos I, y empieza a las diez. Después se abren los pabellones de cada país. Los representantes de todos los pabellones están invitados a la inauguración, así como prominentes figuras políticas y culturales. El presidente del Consejo del Programa del pabellón, el profesor Dr. Sveta Stojanović y Zora, como directora, representan a Yugoslavia. Otros invitados de Belgrado y otras repúblicas no acudieronporque la situación política era muy complicada. Los discursos inaugurales son cortos y sobre el mediodía el Rey declara abierta la exposición e invita a todos a un coctel en un antiguo monasterio dentro de la Exposición. Durante la ceremonia, el ministro de asuntos exteriores de Italia, Gianni de Michelis, saluda a los invitados ruidosamente. Zora lo recuerda de Belgrado porque ibaa menudo al Gobierno Federal. Entre los que se saludaban, Zora notó otra cara conocida que había visto en fotos: el príncipe Aleksandar Karađorđević. Ella sabía que él no podía ir a su país. Sveta confirmó que sí era él. Más tarde, durante el coctel, ella invitó al príncipe y a su esposa Katarina, que viene de la misma familia griega que la Reina de España, doña Sofía, a la inauguración del Pabellón de Yugoslavia, que estaba programada para dos horas más tarde. El príncipe se alegró visiblemente por la invitación y comentó: «El ministro italiano, Gianni de Michelis, bromeó conmigo sobre si me invitarían a la inauguración del pabellón. Me voy a decirle que he sido invitado.» Después de la inauguración del pabellón, el profesor Dr. Sveta Stojanović propuso a Zora que hablaran con el príncipe Aleksandar en un lugar más tranquilo si él aceptaba. La conversación empezó en serbio, pero su esposa Katarina propuso que habláramos en inglés porque ella no hablaba serbio. A Sveta le daba igual, así que continuamos hablando en inglés. Al principio, Zora no seguía la conversación porque pensaba en sus obligaciones, pero luego empezó a escuchar. Casi todo el tiempo hablaron de los problemas en Yugoslavia y de Slobodan Milošević. El príncipe Aleksandar exponía situaciones hipotéticas e informaciones de sus diferentes visiones del mundo y de diferentes gobiernos sobre el potencial desarrollo de la situación. Después de dos horas de conversación, cuando se despidieron, Sveta comentó que la conversación le había sido muy útil. Zora intuyó de la conversación el precipicio que se abría y quedó aterrorizada frente a lo que venía.

Lo que oyó durante la conversación entre el profesor Stojanović y el príncipe Aleksandar empieza a hacerse realidad. Unos diez días después de la inauguración del pabellón, recibió una llamada de Citybank de Sevilla. En este banco habíansido depositados los fondos para la construcción y el funcionamiento del pabellón. Los fondos han sido bloqueados en cumplimiento con la Resolución de las Naciones Unidas, con la que se llevó a cabo el bloqueo económico absoluto y más duro de la República Federal de Yugoslavia. Zora va al banco, pero ellos no pueden hacer nada para ayudarla porque la central de Nueva York ha bloqueado la cuenta. Los fondos de la cuenta deben usarse en mayor parte para pagar a los contratistas españoles, así como los pisos para los empleados, las obligaciones contraídas con las empresas de la EXPO'92, la electricidad, el suministro de agua y el servicio de recogida de basura. E igualmente importante, había que pagar los sueldos a los empleados. Al principio esta medida bloqueó a Zora también. Estaba en un país extranjero y respondía a la Dirección. Conversar con Belgrado no ayudó mucho. Tenían problemas más importantes porque había empezadola incautación de bienes en el extranjero. Informó a la Dirección sobre la nueva situación y presentó una lista de las deudas del trabajo ya hecho que no podía pagar. Unos días después, a instancias del Comisario, encontraron una solución. El Gobierno de España, por medio del Presidente Felipe González, dictó un decreto especial de exención de la cuenta bancaria y los fondos delPabellón de Yugoslavia del bloqueo según la Resolución de las Naciones Unidas. Como razón para la exención del bloqueo se indicó que la participación en la Exposición Universal había empezado antes de emitirse la resolución de la ONU. El decreto fue enviado a Cytibank de Sevilla y el trabajo se normalizó.

Serbia y Montenegro formaron en 1992 su propio estado común llamado República Federal de Yugoslavia (RFY), así que el procedimiento de la disolución de Yugoslavia se terminó oficialmente ese día. El nuevo estado de la RFY asumió el derecho al Pabellón de Yugoslavia. Desde la Embajada de la RFY en Madrid, avisan a Zora, ya en mayo, de que han recibido documentos diplomáticos conel nombramiento de otro director del pabellón y que los van a reenviar al Secretario General de la Exposición. Esto trajo nuevas preocupaciones. Como mandaban las reglas, toda la mercancía, los recuerdos, la comida y otras cosas, ya estaban en los almacenes. Zora había acordado con las empresas de Serbia una forma de pago aplazado de acuerdo con la dinámica del consumo mensual. Muchos de los socios aceptaron esta forma de pago por mera confianza personal, pero ella ya no podría seguir garantizando más. Se sintió como si hubiera traicionado la confianza de los demás, aunque no fuerasu culpa.

Muy pronto surge un problema nuevo. La administración de la Expo'92 empiezaun proceso de revisión de los contratos firmados entre el estado SFRJ, que ahora se ha desintegrado, y el pabellón. Los conflictos que han empezadoen el territorio del antiguo país complican aún más la situación. Consideramos diferentes alternativas:cerrar el pabellón, la peor de ellas, o continuar el trabajo de alguna forma. Las Exposiciones Universales son muestras de éxito, cooperación y prosperidad, así que ni la Administración ni el país anfitrión quieren arruinar ese espíritu con unas sanciones radicales. A Zora la llaman para hablar con los representantes del Gobierno español y con el Comisario de la Exposición. Examinan cómo reacciona a diferentes propuestas: retirar el nombre del pabellón, o sea, el logotipo de Yugoslavia y dejarlo como punto de venta y restaurante; retirar la bandera porque la SFRJ se ha desintegrado; la anulación del Día Nacional, etc. Zora rechaza la posibilidad de retirar el nombre del país y dice que en ese caso cerraría el pabellón. En realidad, ellos quieren determinar a través de la conversación qué pasaría si se cerrara. ¿Quién sufría daño económico y cómo afectaría al público? De la conversación, Zora entiende que la única manera de salvar la situación esganarse a la gente local que no quiere expulsar a nadie de su ciudad. Todos eran tolerantes y llenos de comprensión, especialmente sabiendo que Zora procede de Bosnia y Herzegovina.

Empieza una lucha para ganarse la simpatía de los periodistas y del personal de otros pabellones. En el Pabellón de Yugoslavia comienza una campaña de recogida de firmas contra el cierre. Funda la Asociación de Amigos de todos los Pueblos de Yugoslavia (APY) junto con los periodistas españoles. En los tres días que faltaban para la decisión del Comisario de la Exposición, reunieron sobre once mil firmas, mostraron todo en rueda de prensa y lo presentaron oficialmente a la Administración de la Expo'92. Los directores y el personal de los pabellones de América Latina nos prestaron un apoyo especial, ya que tenían experiencia con la ayuda que la comunidad internacional ofrece, irónicamente dicho. El director del Pabellón de Argentina pidió hablar con Zora y con otros empleados. Habló con mucha emoción de las cosas que ellos habían vivido en su país y afirmó que ella y todos los demás que estaban allí no podíandejarse llevar por la campaña mediática contra su país. Era muy difícil entender y aceptar lo que decían. Con el paso del tiempo, Zora acabó viviendolas situaciones que se mencionaban aquellos días.

La Administración avisó a Zora de que la reina de España, doña Sofía,iría a ver la exposición. De alguna manera, esa visita pretendía llevar a cabouna verificación del contenido y del funcionamiento del pabellón. La reina Sofía es la persona ideal para esta misión debido a su posición y a su conocimiento de la tradición ortodoxa. La reina fue por la mañana, antes de que llegara la multitud de visitantes y acompañada por una señora. Fuemuy amable con todos que estaban presentes y preguntó cómo estaban sus familias. Luego observó detenidamente todos los objetos expuestos y los inventos de Tesla proporcionados por el Museo de Nikola Tesla de Belgrado. Además miró los frescos e iconos, así como las pinturas de arte naïf de los artistas de Kovačica, los recuerdosa la venta y el menú del restaurante. Todo transcurriósin pretensiones, con comentarios y preguntas. También preguntó qué mostraríamos en la pantalla grande de TV. Al final dijo que había disfrutado mucho, que todo era bonito y que deseaba a todos una estancia agradable en España. Se despidió y se fue. Zora y los demás estimaron que todo había ido bien.

 A mediados de julio averiguamos por los periodistas que había una reunión programada de los Comisarios de todos los pabellones en la que adoptarían posiciones sobre el destino del Pabellón de Yugoslavia, según las cuales el Secretario General M.J. Rey Romero tomaría una decisión definitiva. Un día después de la reunión, llaman a Zora y le comunican la decisión. El nombre se queda, es decir, el logotipo de Yugoslavia, pero la bandera se retira.

Además, no se celebrará el Día Nacional. Al final, la avisan de que han rechazado la petición de la Embajada de la RFY de nombrar a un nuevo director del Pabellón de Yugoslavia y que no habrá cambios de personal. Se terminó la incertidumbre. A finales de junio, una mañana, cuando todavía no había muchos turistas, retiramos la bandera. Un grupo pequeño de empleados y Zora esperan a que un camarero joven suba por una escalera de mano al tejado y retire la bandera. Zora pensó que sería la última vez que veía la bandera con la estrella de cinco puntas de la SFRJ, del país en el que nació y donde vivió cuarenta y cinco años. Todos están tristes, nadie sabe qué pasará a continuación.

A Zora y a los otros empleados les espera mucho trabajo. Antes de nada, había que enfrentarse a los periodistas de nuevo y responder a las preguntas, no solo de la exhibición, sino de la situación en el país. Los periodistas que estaban a favor de que el pabellón permaneciera abierto estaban satisfechos con la decisión. Informan de que el apoyo público, con las firmas reunidas en contra del cierre, y el informe de la Reina Sofía sobre el pabellón, contribuyeron a eso. Otros señalan el cansancio de Zora y la falta de entusiasmo. En cierto modo, todo se convierte en rutina cuando el presidente del Consejo de Programa, el profesor Dr. Sveta Stojanović, llama desde Belgrado y le dice a Zora que Dobrica Ćosić había sido elegido presidente de la RFY y que él era su consejero. Señala que de ahíen adelante la cooperación con Belgrado se normalizará y que no habrá más presiones.


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