25.5.17.

LOS DÍAS EN EL HOSPITAL, LA HABITACIÓN 114

Entro en la habitación 114. Mi cama es la tercera a la derecha, al lado de la ventana. A la izquierda hay dos camas más. En la habitación hay dos hombres y tres mujeres. Habitaciones mixtas para hombres y mujeres, muy adelantado, pero no muy cómodo. Gracias a mi estancia en la residencia de estudiantes estoy acostumbrada a las habitaciones mixtas con varias camas, pero ahora vendría bien un poco más de intimidad. Me alegré mucho de estar cerca de la ventana porque tendría luz para poder leer. Maja ordena las cosas que voy a necesitar cada día en un armario pequeño al lado de la cama y lo demás lo deja en un armario que está en el pasillo y que usan los pacientes. El baño y el aseo están al fondo del pasillo, después de la habitación para el personal médico y la habitación de doctores. De mi cama hasta el baño seguro que hay más de 50 metros, lo que para mí es una gran distancia, así que debo ponerme en camino a tiempo. Todo el espacio está limpio, lo cuidan muy bien y eso me ayuda a sentirme mejor. En el baño siempre hay algún paciente que fuma al lado de la ventana abierta, a veces hay alguna enfermera también, así que por la entrada siempre entra una corriente de aire.
Después de mucho tiempo, tal vez desde que era estudiante, estoy por primera vez en una habitación compartida con gente desconocida. Maja se va y yo me pongo en la cama, que es muy alta, y apenas consigo levantarme y acostarme. Empiezo a prestar atención a los compañeros en la habitación. Las dos camas junto a la puerta las ocupan los compañeros. A mi lado está la compañera Dada y enfrente, la que está más cerca del televisor, Žana. Ambas compañeras son menores que yo, lo que,dada mi edad, nosorprende. Noto que se mueven con mucha facilidad y que no les duelen los huesos. Por su comportamiento y relación con las enfermeras se ve que tienen experiencia con el tratamiento en este hospital. Me dicen que esta habitación está reservada para pacientes con mieloma múltiple. Ellas dos no son de Belgrado, así que recibían el tratamiento en su ciudad, y las revisiones médicas las hicieron aquí en el Departamento o en el consultorio de la doctora Jelena. Han terminado seis ciclos de quimioterapia y los resultados son buenos. Ahora están en el hospital para que les extraigan células madre de la sangre. Es un tratamiento que se usa cada vez más.
Como no sé nada sobre quimioterapia, efectos adversos y otros problemas, aprendo más fácilmentepreguntándoles a ellas dos. Aceptaron la enfermedad por puro sentido común,piensan que tienen que curarse, no se obsesionan con leer sobre la enfermedad y los medicamentos en internet, no dudan en la exactitud del tratamiento. Hablando con ellas supe que los mayores efectos adversos son la reducción de la inmunidad, el daño a los nervios periféricos y los problemas de estreñimiento. Ambas compañeras llevan tomando talidomida durante casi dos años. Žana dice que tiene en los pies una hinchazón dolorosa, como unas almohadillas, y que le cuesta caminar durante mucho tiempo, pero yo veo, comparando conmigo, que camina muy bien. Las dos me dicen que sufrieron fluctuaciones de peso durante el tratamiento con dexametasona, incluso hasta 10 kilogramos, y que se sentían muy hinchadas.
Žana, la más joven y llena de fuerza, me ayuda mucho cuando tengo que hacer algo y no puedo a causa de los dolores. Uno de los compañeros que está al lado de la puerta, está inmóvil. Tiene una rodilla hinchada que no puede soportar su peso. El segundo, enfrente, acaba de llegar y todavía no tiene el diagnóstico confirmado.
Encajo en su relación establecida, siguiendo el comportamiento de Žana, que parece ser benévola y justa. Los problemas casi siempre surgen cuando se trata de abrir la ventana y encender la luz y el televisor. Como Žana está más cerca del televisor, le dejamos todo a ella. Mi cama está puesta de manera que no puedo ver la pantalla, así que solo puedo seguir programas de charlas. Sin embargo, eso no me importa mucho, ya que me preocupancosas más importantes. Discutimos más sobre el programa de televisión Pink y la música popular, pero Žana lo soluciona casi siempre a su favor. Inspirada por la música de la tele, Dana presume de que canta bien y de quefaltó poco para que eligiera la carrera de cantante. Yo la convencí una noche deque cantara para nosotros en la habitación. Muy pronto la acompañamos y todos juntos montamos una fiesta. Bailar y cantar no es muy común en las habitaciones del hospital, pero a nosotros nos sentó bien esa distracción.
Los temas más comunes en la habitación son: qué dijeron durante la ronda de visitas, quién tiene que hacer qué tipo de revisión, etc. El compañero que no está inmóvil y yo tenemos fluctuaciones en la presión. Aprendo de él cuáles son las señales de la tensión alta y algunas cosas sobre los medicamentos. Me siento bien con el medicamento Enalapril. Descubrí que lo mejor era que lo tomara a la hora exacta, justo cuando que me daban por vía intravenosa dexametasona, así que un medicamento sube la tensión y el otro la baja. Con el tiempo, mi organismo se acostumbró y entonces las fluctuaciones no eran grandes.

*
Me alegro mucho de que la habitación dé al este y sea muy soleada. La luz del día y el sol son muy importantes para mí. Siempre terminabatodas mis tareas durante el día y Mile podía trabajar hasta tarde por la noche, con luz artificial. Para él era muy importante pasar tiempo en la naturaleza, especialmente en nuestra casa de campo en Dokmir. Allá, al lado de la casa familiar de Mile, otros hermanos y hermanas también tienen casas. Dokmir está en Ub, hacia Valjevo, a unos 75 km de Belgrado. El pueblo es conocido por un monasterio viejo que ha sido destruido y reconstruido varias veces desde el siglo XIV. La última vez que se hace referencia a este monasterio fue en el año 1837. Desde entonces hasta el año 1992, Dokmir fue una iglesia parroquial. Ese año fue destruido el monasterio Žitomislić, en Herzegovina, así que las monjas, con el padre Jovan, vinieron a Domir y restauraron el recinto sagrado, que se convirtió de nuevo en un monasterio. Allí se copiaban libros antiguos y todos los habitantes del pueblo estaban alfabetizados.
Cuando Maja era pequeña pasábamos bastante tiempo allí. Ellos dos se relacionaban con la naturaleza en diferentes etapas. Primero fue un acuario, y se ponían de acuerdo sobre qué peces comprar y cómo darles de comer y cambiarles el agua. Despuésvino la jaula y un canario. Cuando íbamos de vacaciones, llevábamos la jaula a la casa de los vecinos Ljuba y Nataša. Al final, le tenían tanto cariño al pájaro que le pidieron a Maja que se lo regalara.A continuación llegó el momento de tener un perro. Su plan era que el perro estuviera en Dokmir, porque yo no permitía que tuviéramos un perro en casa. Unos fines de semana, a Maja le hacíamucha ilusión estar con el perro, pero luego eso ya no era un motivo especial para ir al pueblo. A diferencia de ella, Mile recibió mal la noticia de que el perro se había desatado y se había perdido siguiendoa unos cazadores.
Mile disfrutaba pasandoel tiempo entre plantas y árboles frutales. Nuestro apartamento estaba lleno de macetas con flores. Aprovechaba diferentes ocasiones para regalar flores. Para mí era suficiente estar sentada en la terraza de alguna taberna, a la luz del sol y sentir que soy parte del universo.

Todos los díashay visitas médicas excepto los sábados y los domingos, esos díasen el departamento solo están los médicos de turno. La ronda de visitas médicas es el acontecimiento más importante del día, tanto para los pacientes como para las enfermeras. No sé cómo lo consideran los médicos. Tendré que hablar sobre eso con alguno. Las enfermeras temían principalmente que los pacientes hubieran retirado sus cosas de los armarios pequeños que están al lado de las camas. Los médicos se dirigen unos a otros durante la visita, y no a los pacientes, lo que provocaba disgusto en algunos pacientes, especialmente si querían preguntar algo. Yo traté de responder a las preguntas de los médicos y entendí que, si tenían algo importante que decirme, me lo dirían. Las preguntas que se hacen a los doctores durante las visitas se quedan casi siempre sin respuesta, sobre lo que mi compañero móvilcomentó que de todas formas no era normal dar una respuesta seria a una pregunta que ha hecho una persona en pijama. En realidad, el concepto de la persona en pijama es un sinónimo excelente de paciente porque señala su posición inferior a la del personal médico y la administración.
Objetivamente hablando, el estado del paciente no cambia mucho en un día. La noticia importante en el hospital es que te vas a casa. Los pacientes tienen reacciones diferentes a esa información. Ambos compañeros se fueron a casa antes que yo, pero tenían la intención de quedarse más. El compañero móvil explicaba a los doctores que prefería esperar los resultados de los análisis y el diagnóstico en el hospital, y el inmóvil que no tenía a nadie que lo pudieracuidar en casa. Las explicaciones no sirvieron de nada porque otros pacientes esperaban y, no sin pequeños desacuerdos, se fueron del hospital.
Me acostumbré muy rápido a la agenda de compromisos diarios y a la vida en el hospital. La extracción de sangre y las primeras terapias empiezan a las seis de la mañana, y de eso se encarga el turno de noche. Sobre las siete se hacen las camas y se ordenan las habitaciones. Al principio eso me inquietaba porque sentía la responsabilidad de ayudar un poco al personal. Muy pronto entendí que ellos tienen sus reglas y que mi opinión no significa nada. La razón de cambiar la ropa de cama no depende de si yo he sudado o no, sino de la prevista visita de los doctores. Mientras las enfermeras arreglaban la habitación, yo normalmente estaba en el baño o en el pasillo. Después de la ronda de visitas y el desayuno,se reparten los medicamentos y terapias.
HAY ESPERANZA: Un día por la mañana, estaba medio dormida y oí que alguien me estaba llamando al lado de mi cama. Abro los ojos y veo a una mujer arreglada con un peinadoy un abrigo de piel. No la conozco. Al lado de ella está una mujer más joven que me habló. Reconozco a la hermana de Vanja, que dice que ella y su madre han venido al departamento para traer los resultados del escáner PETque muestran que su madre estaba ahora completamente sana. Hablamos un poco sobre el tratamiento, me entero de que ella pasó dos años en tratamiento y que ahora ha terminado. Ellas se van y yo me doy cuenta de que me espera una lucha larga y difícil en mi camino a la curación. En mi vida he tenido varias pruebas y luchas, pero ahora me parece todo mucho más fácil lo me espera. Me dejo llevar porel autoanálisis y busco fuerza en mi vida pasada.
Cada día, después de la comida, el evento más importante son las visitas de dos a cuatro. Se quedan solo los médicos de turno, las enfermeras se encierran en su habitación, y por los pasillos pasan los civiles, o sea la gente sana. Como hay cinco camas en la habitación, siempre está alguien de visita. Si nadie viene a visitarme a mí, vienen a visitar a otro, y esas dos horas se dedican a eso. Ya que yo estoy acostada casi todo el tiempo, tengo que dedicar tiempo a mis visitas, igual que a las de los otros, lo que cansa mucho, especialmente si a esa hora recibo el tratamiento. Uno de los primeros que vienen, además de Maja, son Radica y Olivera, lo que me agrada porque me cuentan historias diferentes de la facultad y la escuela. Maja viene todos los días, unas veces viene Siniša y otras Cica. Durante la jornada laboral, después de trabajar en el turno de noche,pasóaverme la enfermera Vesna. Estaba muy triste y preocupada, preguntaba cómo estaba y qué necesitaba. Al oír mis respuestas de que estaba bien, solo negaba con la cabeza. Me dijo que conocía unos herbolarios que hacían jarabes para mejorar la inmunidad y se ofreció a llamarles. Pero lo rechacé porque nos habían prohibido estrictamente tomar cualquier tipo de suplemento, por si causaban alergias. Con esa frecuencia de visitas, el día pasa muy rápido. Casi no me queda tiempo para hojear los periódicos, y ni siquiera abro el libro que he traído.
Durante el día duermo casi todo el tiempo, porque nos despertamos temprano, antes de las seis, cuando empiezan a extraer la sangre. Así, medio dormida, vienen diferentes pensamientos a mi mente. A menudo veo imágenes de mi vida pasada. A veces en blanco y negro, a veces en color. Aquí estoy yo, en una cama de hospital, y en esas imágenes hay alguien a quien yo conocí y cuya vida yo viví, alguien a quien recuerdo ahora con más o menos claridad. Ahora me llaman Zorka, como dice en mis documentos. En mi vida pasada me decían Zora[1], como mi madre quería que me llamara porque nací al alba. En el registro de nacimientos me inscribió el padre de mi padre, el abuelo Pane Domazet, y para él Zora puede ser solo un sobrenombre y el nombre es una cosa seria y por eso me inscribió como Zorka. Así llevo el nombre de mi tía, su hija mayor.

[1]alba, en serbio (N de la T)

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